Cerca de dos semanas de su muerte, el Profeta José Smith compartió este sueño a cerca de William Law, quien fue un miembro de la Primera Presidencia y que también después de ser excomulgado por apostasía, se opuso vehementemente a José Smith. El profeta soñó que intentaban matarlo.

Por la noche asistí a una reunión en el salón de los Setenta. Luego de que George J. Adams predicara, hice unas observaciones, y las relacioné con un sueño que tuve hace un tiempo atrás.

En el sueño estaba en mi carruaje y mi Ángel Guardián estaba conmigo. Al avanzar dejamos el templo atrás, y no avanzamos demasiado sin antes divisar dos grandes serpientes que estaban tan apegadas la una con la otra que ninguna de ellas podía moverse. Le pregunté a mi guía que es lo que debía comprender con esta escena. Él respondió, “Esas serpientes representan al Dr. Foster y a Chauncey L. Higbee. Ellos son tus enemigos y desean destruirte; pero puedes observar que están tan apegados que no tienen ningún poder para dañarte.”

Luego estaba subiendo por la calle Mulholland, pero mi Ángel Guardián ya no estaba mas conmigo. Al llegar a la pradera, fui tomado y agarrado por William y Wilson Law junto con otros, diciendo, “Ah, ah, ¡por fin te tenemos! ¡Te cuidaremos y te pondremos en un lugar seguro!” y, sin ninguna ceremonia, me sacaron de mi carruaje, ataron mis manos detrás de mí, y me tiraron dentro de un seco y profundo pozo, donde permanecí en una condición bastante indefensa, y se fueron. Mientras luchaba por salir, escuche a Wilson Law gritar muy fuerte por ayuda. Me las arregle para desatarme y saltar, Cuando me agarre del poco pasto que estaba creciendo en el borde del pozo.

Miré hacia afuera y vi que a poca distancia Wilson Law estaba siendo atacado por feroces bestias salvajes, y lo escuché suplicar, “¡Oh!, Hermano José, ¡ven y sálvame!”, le respondí, “No puedo, porque me has puesto en este profundo pozo.” Al mirar hacia otro lado, vi a William Law con la lengua extendida, la cara azulada, y el veneno verde que le salía por la boca, a causa del enrollamiento de la serpiente que tenía alrededor de su cuerpo. También lo tenia agarrado del brazo, un poco más abajo del codo, lista para devorarlo.

Suplicaba en la insistencia de su agonía, “Oh, Hermano José, Hermano José, ven a salvarme o ¡moriré!” y nuevamente le respondí, “No puedo, William; Lo haría voluntariamente, pero me has atado y me has puesto en este pozo, y no tengo el poder para ayudarte, ni para liberarme a mi mismo.”

Al poco tiempo después de que mi guía viniera y dijera fuertemente “José, José, ¿qué haces allí?”, le respondí “Mis enemigos han caído sobre mí, me han atado y tirado aquí dentro.” Luego él, me tomo de la mano y me saco del pozo, me liberó, y nos fuimos regocijados. (13 de junio, 1844).

—DHC 6:461-462.
Por José Smith, compilado por José Fielding Smith, extraído de “Enseñanzas del Profeta José Smith”
Gracias a Meridian Magazine por informarnos de este extracto.