SALT LAKE CITY, Utah | Sala de Prensa EE.UU. | — La siguiente carta del Consejo de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles se leerá en las reuniones de la Iglesia en los Estados Unidos y Canadá a partir del domingo 5 de julio. (La Iglesia emitió esta breve declaración pública inmediatamente tras la decisión tomada por la Corte el 26 de junio de 2015.)

Leer también: «Iglesia sobre el matrimonio gay: ‘La Corte Suprema no altera la doctrina del Señor'»

‪LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
‪OFICINA DE LA PRIMERA PRESIDENCIA
‪47 EAST SOUTH TEMPLE STREET, SALT LAKE CITY, UTAH 84150-‪1200

29 de junio de 2015

Para:  Autoridades Generales; Presidencias Auxiliares Generales; y los siguientes líderes en los Estados Unidos y Canadá: Setentas de Área; Presidencias de Templo, Misión, Estaca y de Distrito; Obispos y presidentes de Rama.

Queridos hermanos y hermanas:

Se adjunta una declaración del Consejo de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce, en respuesta a la reciente decisión de la Corte Suprema sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en los Estados Unidos. ‪La declaración también atañe a la situación en Canadá. ‪Se les pide a los líderes locales que se reúnan con todos los adultos, los jóvenes y las mujeres jóvenes sea el 5 o el 12 de julio en un ambiente distinto de la reunión sacramental y leerles toda la declaración.

También se incluye material de referencia que puede ser útil para responder a preguntas que puedan surgir.

Se les pide a los presidentes de estaca que verifiquen que los obispos reciban copias de esta carta y los documentos adjuntos.

Atentamente,

‪Thomas S. Monson
‪Henry B. Eyring
‪Dieter F. Uchtdorf

[NOTA DEL EDITOR: La traducción del «material de referencia» será publicado dentro de poco por EFM]

‪RESPUESTA A LA DECISIÓN DE LA CORTE SUPREMA DE LEGALIZAR El MATRIMONIO DEL MISMO SEXO EN LOS ESTADOS UNIDOS

‪29 de junio del 2015

‪Debido a la reciente decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos y procedimientos judiciales similares y acciones legislativas en un número de países que han dado reconocimiento civil a relaciones matrimoniales del mismo sexo, el Consejo de la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días aclara y reafirma el fundamento doctrinal de las enseñanzas de la Iglesia sobre la moral, el matrimonio y la familia. Al hacerlo, animamos a todos a considerar estas enseñanzas en el contexto del Plan de Salvación y los propósitos de nuestro Padre Celestial en la creación de la tierra y proveer para nuestro nacimiento mortal y nuestra experiencia en la Tierra como hijos suyos.

‪El matrimonio entre un hombre y una mujer fue instituido por Dios y es fundamental tanto para Su plan como para sus hijos y también para el bienestar de la sociedad. «Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. ‪Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos, y henchid la tierra » (Génesis 1:27 – 28). «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán una sola carne» (Génesis 2:24). ‪Las familias fuertes, guiadas por una madre amorosa y su padre, sirven como la institución fundamental para educar a los niños, inculcar la fe, y transmitir a las generaciones futuras las fortalezas morales y los valores que son importantes para la civilización y vital para la salvación eterna.

‪Una familia edificada en el matrimonio de un hombre y una mujer es el mejor ambiente para el plan de felicidad que tiene Dios para prosperar. Es por ello que las comunidades y las naciones en general, han alentado y preservado el matrimonio entre un hombre y una mujer, y la familia que resulta de su unión, como instituciones privilegiadas. Las relaciones fuera de este tipo de matrimonio, son contrarias a las leyes de Dios concernientes a la moral.

‪Los cambios en el derecho civil no modificarán ni podrán cambiar la ley moral que Dios ha establecido. ‪Dios espera que nosotros defendamos, y guardemos sus mandamientos, independientemente de las opiniones divergentes o de tendencias de la sociedad. ‪Su ley de castidad es clara: las relaciones sexuales son apropiadas sólo entre un hombre y una mujer que están legalmente y legítimamente casados, como esposo y esposa. ‪Invitamos a todos a revisar y entender la doctrina que está en «La Familia: Una proclamación para el mundo».

De acuerdo con nuestras creencias fundamentales, los oficiales de la Iglesia no emplearán su autoridad eclesiástica para realizar matrimonios entre dos personas del mismo sexo, y la Iglesia no permite que sus centros de reuniones u otras propiedades sean utilizadas para ceremonias, recepciones, u otras actividades asociadas a matrimonios del mismo sexo. Sin embargo, todos los visitantes son bienvenidos a nuestras capillas y edificios, siempre y cuando  respeten nuestras normas de conducta mientras permanezcan.

‪El Evangelio de Jesucristo nos enseña a amar y tratar a todas las personas con amabilidad y cortesía, incluso cuando estemos en desacuerdo. ‪Afirmamos que los que hagan uso de las leyes o resoluciones judiciales que autorizan el matrimonio homosexual no deben ser tratados irrespetuosamente. En efecto, la Iglesia ha abogado por los derechos de las parejas homosexuales en materia de hospitalización y atención médica, igualdad de vivienda  y el empleo, y legitimación de testamentos, siempre y cuando éstas no infrinjan la integridad de la familia tradicional o los derechos constitucionales de las iglesias.

‪La Iglesia insiste en el derecho que tienen los líderes y miembros de expresar y defender sus convicciones religiosas sobre el matrimonio, la familia, la moral y libre de represalia o venganza. ‪La Iglesia también tiene derecho a mantener sus estándares de conducta moral y buena reputación para los miembros.

‪Como miembros de la Iglesia, tenemos la responsabilidad de enseñar el Evangelio de Jesucristo y de explicar las grandes bendiciones que fluyen de hacer caso a los mandamientos de Dios, así como de las consecuencias inevitables de ignorarlos. Invitamos a todos a orar para que la gente de todo el mundo tengan sus corazones ablandados a las verdades que Dios creó en el principio, y que se conceda sabiduría a aquellos que son llamados a decidir cuestiones fundamentales para el futuro de la sociedad.