«Eso sencillamente no es cierto. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días nunca ha sido más fuerte,» dijo el élder Quentin L. Cook.

Algunos medios de prensa en Chile, así como tantos otros medio internacional a comienzos de mes, han hecho eco el día de hoy de la controversia que ha generado el cambio de las políticas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en cuanto al matrimonio homosexual y del éxodo masivo de mormones descontentos que este cambio habría provocado. Estas publicaciones, sobre todo lo relativo a la fuga de fieles, presenta una brecha entre lo informado y lo real.

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En lo personal, no me sorprendió el cambio en las políticas administrativas en cuando a quienes vivan en uniones homosexuales, ya que este cambio solo adapta la aplicación de la doctrina de la Iglesia ante las nuevas circunstancias presente en muchos países, como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Cualquiera que conozca la Iglesia y su doctrina, no debería sorprenderle el que la Iglesia haya incluido al matrimonio homosexual dentro de la clasificación de apostasía y tampoco debería asombrarle los esfuerzos de la misma para proteger los derechos de la comunidad LGBT en aspectos laborales, de salud y vivienda en los Estados Unidos. Quien no entienda el que la Iglesia pueda hacer estas dos cosas a la vez, necesita comprender lo que significa vivir de acuerdo a convicciones al mismo tiempo en que se cree y vive el principio de la tolerancia.

Y en cuanto a la renuncia masiva a la Iglesia. Podríamos quedarnos con las cifras incompletas que los medios citan, como que más de mil personas se manifestaron frente a la Manzana del Templo de Salt Lake City para iniciar los trámites que permitan borrar sus nombres de los registros de la Iglesia. Se hace necesario mencionar que en esa protesta la gran mayoría eran personas que no participaban en la Iglesia desde hace años y que solo el 3,5% se identificó como “activo” en la Iglesia. No mormones también asistieron a esa convocatoria.

Además, quién se quede solo con estos números tendrá un visión equivocada de la Iglesia de la que somos parte cerca de 580 mil chilenos y 3,8 millones de sudamericanos, donde se enseña a vivir de acuerdo a los dictados de nuestra propia conciencia al mismo tiempo de conceder el mismo privilegio a todas las demás personas. Cada año nuestra membresía mundial aumenta en cerca 300 mil nuevos conversos y, en los últimos tres años, el número de jóvenes que sirven misioneros ha aumentado de 58,7 mil a 85,1 mil a nivel global. Templos y capillas se siguen edificando para las 29,6 mil congregaciones en todo el mundo que hablan en 188 idiomas.

Los intentos de personas mal intencionadas de hacer parecer que existe un éxodo de mormones inconformes, son por los esfuerzos de cierto grupo para maquillar una realidad conforme a sus propias agendas. Según indica LDS.org «en los últimos 25 años, la cantidad real de miembros que han abandonado la Iglesia ha disminuido y ésta casi ha duplicado su tamaño. El porcentaje de personas que la abandonan se ha reducido sobremanera.» De acuerdo a los mismos datos entregados por los medios, la renuncia masiva de principios de mes no representa un cambio dramático en la tendencia. Aún así, el que tan solo una miembro de la Iglesia desee desafiliarse de la misma, no es motivo de alegría para nadie en nuestras congregaciones.

Tal como lo dijo el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles en la conferencia general de abril de este año: «Hay quienes han asegurado que hoy en día más miembros abandonan la Iglesia y que hay más dudas e incredulidad que en el pasado. Eso sencillamente no es cierto. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días nunca ha sido más fuerte. La cantidad de miembros que pide que su nombre sea eliminado de los registros de la Iglesia siempre ha sido pequeña y en años recientes ha sido mucho menor que en el pasado. El aumento de las cifras en números medibles como los miembros investidos que poseen una recomendación vigente para el templo, los adultos que pagan un diezmo íntegro y los que prestan servicio en misiones, ha sido espectacular. Permítanme reiterar, la Iglesia nunca ha sido más fuerte».

(Foto destacada: Sala de Prensa Mormona)