ISLAS DEL PACÍFICO | New Zealand Kaniva Pacific | – El segundo hijo de Su Majestad el Rey Tupou VI, el príncipe Ata, ha sido bautizado como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Hawai.
El Honorable Semisi Sika, una prominente figura para la Iglesia en Tonga, confirmó el bautismo del príncipe Ata para Kaniva News, pero se negó a comentar al respecto cuando le fue preguntado acerca de la relación entre el rey y su hijo tras el bautismo.
La medida, descrita por el Honorable Sika como «absolutamente sorprendente», viene luego de repetidos intentos de Su Majestad para persuadir a su hijo a posponer la ceremonia.
El año pasado, el rey envió a sus guardias reales y el ex primer ministro de Tonga para persuadir al príncipe Ata para detener su bautismo.
Kaniva News entiende que el príncipe habría insistido en ser bautizado.
El Honorable Sika, quien también es el presidente del Comité de la Cámara del Parlamento, dijo que la noticia sobre el bautismo fue absolutamente sorprendente y que no sabía quién había hecho los arreglos y que «a su entender» la ceremonia había sido pospuesta desde el año pasado para que el rey y la reina pudieran asistir.
Cuando el bautismo del príncipe se pospuso el año pasado a petición del rey, el Hoorable Sika dijo que Pince Ata había seguido asistiendo a los servicios religiosos como parte de su preparación para el bautismo que se llevaría a cabo cuando Sus Majestades se sintieran listos.
Se entiende que el príncipe Ata también ha socializado por mucho tiempo con los miembros de la Iglesia.
«Acuérdate de los reyes, los príncipes, los nobles y los grandes de la tierra, y de todo pueblo, y de las iglesias, de todos los pobres, los necesitados y los afligidos de la tierra, para que se ablanden sus corazones cuando tus siervos salgan de tu casa, oh Jehová, para dar testimonio de tu nombre; para que sus prejuicios cedan ante la verdad, y tu pueblo halle gracia ante los ojos de todos; para que todos los cabos de la tierra sepan que nosotros, tus siervos, hemos oído tu voz, y que tú nos has enviado» (DyC 109:55-57)