Lo siguiente, sobre Isaías 22:23–25, es un resumen de mis apuntes del libro Isaías Testifica de Cristo. Un hermano de Punta Arenas, Chile, me escribió para hacerme una consulta sobre lo mismo. Me encanta escribir artículos basados en consultas y siento que soy yo el que aprende.

Isaías 22:23. “Y lo clavaré como un clavo en un lugar seguro, y será un trono de honra para la casa de su padre”. Ver también Esdras 9:8 y Zacarías 10:4.

Esta es una escritura Mesiánica sobre nuestro Redentor. El Targumim (la traducción aramea de la Biblia en hebreo) explícitamente utiliza la expresión מְשִיחֵיה, o el ungido.

En las viviendas de la antigüedad existían construcciones con protuberancias o clavos prefabricados ya que una vez completada la construcción no se podían añadir. De esta forma estos clavos podían hacerse algo seguro.

Lowth explica que estas protuberancias eran muy vistosas en las construcciones del antaño. El Elder Bruce R. McConkie señala que estos clavos hacen referencia a los clavos que penetraron la carne de nuestro Salvador … y añade, “el que lea, entienda”. Esta última expresión es una forma de decir, entre otras cosas, ya sea que los que comprenden las escrituras podrán apreciar lo que se dice, o que es algo demasiado sagrado para entrar en más detalles.

Además, este verso indica que la Persona de Jesucristo representada por este clavo será para trono glorioso en la casa de su Padre. El Hijo siempre le cumplió al Padre. El Padre dijo sobre su Hijo amado: » Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Isaías 22:24. “Y penderán de él toda la honra de la casa de su padre, la descendencia y la posteridad, todos los utensilios menores, desde las tazas de beber hasta toda clase de tazones”.

Los utensilios, según el erudito judío Rashi, están relacionados con el templo del Señor. El estudioso Simeón indica que efectivamente Jesucristo es este clavo en un lugar seguro. No hay otro que pueda llevar a cabo la obra de nuestro Redentor. Ninguna persona, representada por esos utensilios, podrá ser salvo sin Él.

Isaías 22:25. «En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo clavado en el lugar seguro será quitado, y será quebrado y caerá; y la carga que sobre él se puso será destruida, porque Jehová ha hablado».

Se nos da a Eliakim por un tipo de Cristo, y por un hombre recto, en contraste con Shebna. Por lo que es preocupante que Eliakim sea quitado, hasta que lleguemos a comprender el sentido del versículo.

El docto judío Ibn Ezra sugiere que este versículo ahora está hablando de Shebna, quien orgullosamente pensaba que él era como un clavo seguro. Otros piensan que quizás Eliakim llegó a caer posteriormente.

Los letrados Rawlinson y Kay dan la respuesta más satisfactoria, en mi opinión. La idea es que el clavo quitado hacía referencia al sacrificio expiatorio de Jesucristo (ver a Daniel 9:26 e Isaías 53:8). O sea, que habla del proceso de padecimiento de Cristo por nosotros como lo indican estas escrituras en Daniel e Isaías.

Rawlinson continua con el pensamiento Mesiánico: “Porque Jehová ha hablado. La doble atestación, al principio y al final del versículo, es una marca de la gran importancia del anuncio que contiene, que es, de hecho, el germen de la gran doctrina de la expiación» (énfasis agregado).

Testifico de la divinidad de nuestro Redentor, el Santo de Israel, Jesús el Cristo.

Fotografía: Ricky Turner-579980-unsplash