Por motivo de la pandemia de COVID-19, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días decidió evacuar a todos sus misioneros desde las Filipinas, es decir, alrededor de 1 600 misioneros norteamericanos, los cuales llegarían al Aeropuerto Internacional de Salt Lake City para luego dirigirse a sus casas a guardar cuarentena.

¿El resultado? Cientos de personas, entre familias y amigos, se aglomeraron en el estacionamiento del aeropuerto con globos y pancartas, aplaudiendo a los misioneros que salían del terminal aéreo.

La reacción de las familias fue calificada por líderes de la Iglesia y del gobierno como «peligrosa», «preocupante», «decepcionante» e «irresponsable».

Para llevar a cabo este masivo traslado desde Manila, capital del archipeálago asiático, la Iglesia arrendó 6 aviones Boing 777 (con una capacidad mayor de 360 pasajeros) de la empresa Delta Air Lines, según espefició el Salt Lake Tribune.

Ya que los misioneros deben guardar cuarentena obligatoria en sus hogares, se solicitó que no más de dos personas por misionero fueran a buscarlos, que esperaran en sus vehículos, que al recibirlos mantuvieran las normas de distanciamiento social y que salieran de las instalaciones de inmediato.

Las imágenes hablan por si solas.

En cuanto a esta lamentable situación, varios líderes criticaron y llamaron la atención para que se respetaran las normas para evitar la propagación del nuevo coronavirus COVID-19 en el mayor aeropuerto de Utah, estado que ya suma 257 infectados y un fallecido, ya que se pone en riesgo la salud de los misioneros, sus familias y las personas que se relacionen con ellos.

La Presidencia del Área Utah, compuesta por los élderes Craig Christensen, Rany Funk y Walter Gonzalez, enviaron una carta indicando que «lo que ocurrió la tarde del domingo en el aeropuerto de Salt Lake nos causa una profunda preocupación por los misioneros y sus familia desatendiendo importantes instrucciones en cuanto al autoaislamiento y de reuniones en los aeropuertos».

La carta enviada a los presidentes de estaca por los líderes de área también solicita «ayudar a los miembros en sus estacas a entender la seriedad de la pandemia de COVID-19, la importancia de las prácticas de distanciamiento social seguro y la necesidad de seguir las recomendaciones del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos». según infirmó el Church News.

«Es imperativo que los misioneros y sus familia se adhieran a estas normas por su propia seguridad, la seguridad de sus familias y la seguridad de la comunidad».

Gary Herbert, gobernador de Utah, calificó esta situación como «peligrosa». Según publicó en un hilo de Twitter «las grandes fiestas de bienvenida son peligrosas y incrementar grandemente la propagación del virus en nuestro estado».

«Padres», agregó el gobernador, «por favor, vayan al aeropuerto solos a buscar a sus misioneros retornados y ayúdenles a seguir todos los procedimientos de autoaislamiento por sus primeros 14 días en casa».

Las autoridades del aeropuerto también se refirieron al asunto y acusaron que «a todos se les dijo que esperaran en sus autos hasta que sus misioneros llegaran» y agregaron que «es crítico para la salud y seguridad de todo que casa uno siga» el comportamiento que se les solicitó.

El vicegobernador de Utah, Spencer Cox también tuitió que, aún cuando él también tiene un hijo sirviendo como misionero, es «realmente desepcionante el comportamiento» de las familias de los misioneros, lo cual es «inaceptable».

Por su parte, el senador y excandidato presidencial Mitt Romney indicó que la situación fue «irresponsable» ya que los «misioneros vuelven a casa a causa del COVID-19