Como bien es sabido, desde hace algunos meses en Chile se vive un proceso de cambio sociopolítico del que nadie está exento. Muchas personas tienen diversas opiniones al respecto y nosotros, como miembros de la iglesia, somos llamados a “participar en el proceso político y hacer oír [nuestra] voz en el debate público. El ser buenos ciudadanos dondequiera que vivamos es parte de nuestra religión” (Élder Wilford W. Andersen, Religión y Gobierno).
Ahora bien, aunque nuestra participación es importante hoy en día, la Iglesia ha señalado que “permanece neutral en asuntos de partidos y plataformas políticas, así como de candidatos a puestos políticos”, y aún más, se menciona en el mismo punto que “se alienta a los miembros de la Iglesia, como ciudadanos que son, a participar plenamente en los asuntos políticos y gubernamentales, incluso en el partido político de su elección” (Manual 2: Administración de la Iglesia, 21.1.29). Por lo tanto, el principio más importante que se desprende de estos fragmentos se relaciona con nuestro albedrío y nuestra capacidad de recibir revelación personal para tomar estas decisiones y participar.
El Padre, desde antes de la fundación del mundo nos brindó la oportunidad de escoger entre el bien y el mal, entre seguirlo a él o escoger lo que Satanás planteó en la vida preterrenal. En Temas del Evangelio, el tópico titulado Albedrío y Responsabilidad menciona que “el albedrío fue uno de los temas principales que surgieron en el concilio de los cielos, y fue una de las causas principales del conflicto entre los espíritus que apoyaban a Cristo, y los que siguieron a Satanás”. Jesucristo defendía nuestro albedrío, mientras que Satanás quería algo aparentemente bueno, pero que restringiría nuestra capacidad de escoger y ser probados.
De esta manera, al considerar toda información es necesario destacar que nuestros líderes nos han enseñado los principios correctos y esperan que nos gobernemos a nosotros mismos. A pesar de esto, veo con tristeza que muchas personas en la Iglesia intentar ser lo que la hermana Reyna I. Aburto, consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, llama “ser los inspectores de la espiritualidad de los demás” (En sol y sombra, acompáñame, Conferencia General, Octubre 2019). Si bien podemos estar en desacuerdo con la participación política y la opinión o postura ideológica de otros miembros de la iglesia, no estamos autorizados a llamarlos al arrepentimiento a menos que tengamos el manto para hacerlo, e incluso ante esa situación el Manual 2: Administración de la Iglesia señala los parámetros en los que los líderes deben actuar:
“La Iglesia no patrocina a ningún partido, plataforma ni candidato político. Tampoco aconseja a sus miembros por quién o qué votar. (…) Solo la Primera Presidencia puede pronunciarse en nombre de la Iglesia o asignar el apoyo o la oposición de esta a alguna legislación específica, o buscar que esta intervenga en asuntos jurídicos. En los demás asuntos, ni los presidentes de estaca ni otros líderes locales deben organizar a los miembros para que participen en asuntos políticos, ni intentar influir en la manera que participan”.
Por lo tanto, a pesar de tener opiniones diversas es importante recordar que toda revelación personal que recibimos en nuestro estudio y meditación respecto de los temas contingentes son exactamente eso, personales. No se trata de defender tal o cual partido, porque si somos sinceros, ningún color o partido político es perfecto y muchos cargan con una historia que de una u otra forma podría estar en desacuerdo con uno o más principios del Evangelio. Sin embargo, es una decisión personal.
Para finalizar, en la Liahona de enero de 2002 el élder M. Russel Ballard, actual presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, escribió un discurso titulado Doctrina de la Inclusión y en este nos da un consejo que se aplica al contexto en el que vivimos hoy en día: “Ámense unos a otros; sean amables los unos con los otros a pesar de nuestras grandes diferencias; trátense unos a otros con respeto y urbanidad”. En nuestra Iglesia se presenta una vasta diversidad de opiniones y posturas, pero nadie es más o menos valioso o digno por pensar de maneras diferentes. Si el respeto y el escuchar los consejos de nuestras autoridades generales abundan en nuestra vida, tendremos la capacidad de mantener la unión y la paz dentro de la Iglesia y aportar de manera positiva en nuestra comunidad.
Este es un artículo de opinión donde el autor expresa su punto de vista el cual es de su exclusiva responsabilidad y no necesariamente representa la posición de FaroALasNaciones.com o la de alguna otra institución.
Jorge Castillo
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2 respuestas a «¿Qué es la paleografía?»
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Raquel Plúas
El espíritu nos ayuda de una manera hermosa en esta obra y los mismos ancestros aportan mucho. Lo he comprobado cuando indexo o hago mi tarea con mi familia.
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Leyla Guerra
muy interesante saber que hay un libro para ayudar con la escritura antigua que a veces desanima en el proceso de la indexación, podrían agregan el link donde descargar el libro de don José Ricardo Morales por favor
Somos seguidores de la doctrina del Señor Jesucristo. Debemos apoyar consecuentemente a politicos con base cristiana,como podremos apotar politicos que apoyan aborto y toda clase de leyes anti dictrinales. La iglesia tiene una tendencia.Recomiendo recapacitar y pensar con mucha doctrina profunda esta situacion.
Me preocupa y molesta el proselitismo ANTICRISTO en la iglesia y se hable del «calendario» para Marzo de la violencia organizada y delictual. Con la semántica de «marchas pacíficas»…. Sé que mis sagrados convenios son con Dios, pero, de seguir ésto, suspenderé mi asistencia….y otras cosas porque me desanima.
Política actual, un hilo muy fino de hilar, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos, no interviene en política ni apoya partidos ni candidatos, pero si de una u otra forma exhorta a sus miembros a ser ciudadanos participativos, sea en juntas de vecinos, etc, etc., lo cierto que cada uno tenemos nuestro albedrío, por lo tanto cada uno es libre de afiliarse a la tendencia política que más lo represente, pero debemos tener en cuenta que el engaño, va por cuenta de Satanás. No importa lo que suceda, sigamos con firmeza en Cristo, El nos ama, y nos proveerá su protección si somos fieles a sus mandamientos y doctrinas.
En realidad, el engaño va por cuenta de Satanas y uno de estos engaños son los lobos con pieles de oveja. Las derechas que se declaran cristianas no siempre defienden los principios cristianos. La izquierdas europeas son las que mas garantizan la libertad religiosa en oposición a las derechas tradicionalmente asociadas a alguna determinada iglesia. La justicia social, la no explotación de los trabajadores,la protección de los menos favorecidos, los derechos civiles desgraciadamente no son bandera de las derechas autodenominadas cristianas. Existen movimientos progresistas que son mas cristianos que aquellas. El recurso a la etiqueta del comunismo, ademas de ser trasnochada demuestra la mas profunda ignorancia política Muy de acuerdo con el artículo de Jorge Castillo y felicitaciones a Faro a la Naciones que acoge etas opiniones que traen aire fresco a la Iglesia ,
La declaración de la primera presidencia 1936 habla sobre este tema ,seria bueno que lo busquen se veian en los mismas circunstancias que shora
Claro está que como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, estamos sujetos a doctrinas de su evangelio y a los mandamientos de Dios; y aún así seguimos siendo ciudadanos con derechos constitucionales, lo cual nos permite participar activamente en el debate político, postular como representantes políticos etc…, pero siempre cuidándonos del engaño, que en estos tiempos es muy habitual, entonces no quepa duda que Satanás también interviene en ella. Como sociedad tenemos una juventud muy vulnerable y manipulable, además exacerbada, violenta en algunos casos. Como Santos de los Últimos Días, tenemos herramientas especiales, por medio de las cuales podemos recibir revelaciones personales, para saber qué hacer, como actuar en estos tiempos convulsionados.
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