Buenos Aires se prepara para un evento sin precedentes en su historia musical y religiosa: la esperada llegada del Coro del Tabernáculo de la Manzana del Templo y la Orquesta de la Manzana del Templo. Este monumental conjunto de más de 500 artistas aterrizará en la capital argentina en agosto de 2025 para ofrecer dos conciertos que prometen ser inolvidables, marcando un hito en la celebración del centenario de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Argentina y en Sudamérica.
Un sueño que se concreta: fe y música en el Movistar Arena
Los conciertos, que forman parte de la aclamada gira mundial “Canciones de Esperanza”, se llevarán a cabo en el Movistar Arena los días viernes 22 y sábado 23 de agosto de 2025. La expectativa es enorme, ya que esta será la primera vez que el Coro, reconocido a nivel internacional por su excelencia musical y su mensaje inspirador, se presente en Argentina. La entrada a ambos eventos será gratuita, y las reservas de boletos comenzaron el pasado 15 de junio, generando una gran demanda.
Un mensaje de esperanza para Sudamérica y el mundo
Argentina será la quinta parada de esta ambiciosa gira mundial, que ya ha llevado al Coro a países como México, Filipinas, diversas ciudades del sureste de Estados Unidos, y recientemente, Lima, Perú, en febrero de este año. El presidente del Coro, Michael O. Leavitt, ha enfatizado que la misión de la gira es “magnificar el impacto del Coro en todo el mundo, ayudando a las personas a sentir el amor que Dios tiene por Sus hijos” e “inspirar a todos los hijos de Dios en todo el mundo”.
Para aquellos que no puedan asistir en persona al Movistar Arena, la Iglesia ha anunciado que el concierto del sábado 23 de agosto será transmitido en vivo para toda el Área Sudamérica Sur. Esto permitirá que miles de personas en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay puedan participar de este evento histórico a través de las llamadas “Celebraciones Locales” en centros de reuniones y otros eventos grupales.
La llegada del Coro del Tabernáculo no solo conmemora un siglo de presencia de la Iglesia en el país, sino que también reafirma el poder universal de la música para unir corazones, trascender diferencias e infundir esperanza en un mundo que tanto la necesita.