COQUIMBO, Chile — El hermano Guillermo Ortega, miembro del Sumo Concejo de la Estaca Copiapó y abogado de la I. Municipalidad de Copiapó, nos da un informe con respecto al estado actual de los hermanos afectados producto de las intensas lluvias que afectaron el norte del país, generando 17 aluviones en diversas localidades el pasado miércoles 25 de marzo.

Confirma que no se reportaron víctimas fatales dentro de la Iglesia y que la totalidad de albergados miembros de la Iglesia se redujo a cero. Además nos comunica que las reuniones de la iglesia ya son de forma normal.

Nos comenta de la gran ayuda que ha realizado la Iglesia, y los miembros en general, y nos da palabras de agradecimientos y de esperanza ante la situación vivida en el norte de nuestro país.

El centro de Copiapó a un mes de la catástrofe. | Gentileza de Guillermo Ortega.
El centro de Copiapó a un mes de la catástrofe. | Gentileza de Guillermo Ortega.

“En este momento la principal necesidad y emergencia sanitaria en la zona es destapar las alcantarilla , en cuanto a la iglesia no se reportan víctimas fatales , si existen hermanos que quedaron en condiciones muy precarias pero todos ellos en estos momentos están viviendo con sus familiares, no tenemos albergados dentro de la Iglesia, se habilito una capilla para efecto de albergar a las personas, pero ya volvieron a sus casas, tenemos suministros, se puede decir que nosotros pudimos sobreponernos a la situación”.

“Agradecer la ayuda de los miembros de la Iglesia y de la Iglesia en sí, se recibieron varios camiones con ayuda, eso se fue a dejar, se entrego en los domicilios de los hermanos afectados. Así que ahora, como ciudadanos, nos estamos poniendo de apoco de pie. Esta semana ya se habilito el centro de la cuidad, hay movimiento, hay comercios que están funcionando, el domingo pasado por fin ya pudimos tener nuestras reuniones de la Iglesia de forma normal”.

“Cuando vienen las catástrofes es cuando uno comienza a vivir el evangelio de Jesucristo en acción, porque más que esconderse y lamentarse de lo mal que estamos pasando o caer en la desesperación, lo que yo sentí en ese momento era mi deseo de poder ayudar, tome mi mochila de emergencia con las cosas que había reunido, me fui a la municipalidad para prestar mis servicios, cosa de poder ir a trabajar en donde se necesitara”.

“Al volver a mi casa vi que todos los miembros estaban muy entusiasmados en ayudar, al igual que una colmena de abejas, estaban todos dispuestos a ayudar, algunos prestando sus vehículos y así poder trasladarnos e ir en ayuda de las personas y miembros afectados. Los misioneros trabajando muy duro por ayudar a todas las personas como miembros y no miembros de la iglesia, este fue el momento de poder decir que nosotros amamos a nuestro prójimo, que estamos preocupados por poder ayudarles y que no nos vamos a quedar con las manos cruzadas, si no que nosotros como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santo de los Últimos Días, queremos ayudar, queremos servir. Esta catástrofe fue y es una gran oportunidad para prestar servicio, y eso es lo que me hace estar feliz dentro de la adversidad, el poder ayudar.”