La mejor arma para proteger a los jóvenes del bullying es la observación constante y atenta de sus grupos sociales dentro de la escuela y, por qué no, dentro de la Iglesia también.

Muchas veces al abordar este tema de frente se puede caer en la generalidad de subestimar los efectos nocivos que el acoso escolar, o comúnmente llamado bullying (en inglés) puede causar en los jóvenes de la Iglesia en general. Es un fenómeno relevante que requiere constante atención y comprensión de parte tanto de padres, de líderes, de tutores y de cualquier persona que tiene la facultad de hacer algo algo al respecto.

Si se quisiese ponderar una estadística en general, fácilmente se evidenciaría al silencio como el peor enemigo del bullying, y a la pasividad como el segundo peor. No es de extrañar que los líderes de la Iglesia aborden este tema con tanta frecuencia y que favorezcan múltiples herramientas que pueden ayudar a la juventud a poder conllevar o incluso erradicar este abuso de sus vidas personales como el mejor de los resultados.

Es importante entender que el aprendizaje en la escuela en la juventud es una parte vital de la formación del joven para un futuro próspero y lleno de oportunidades, en el folleto Para la Fortaleza de la Juventud, en la sesión de “La educación académica” dice: La educación académica es una parte importante del plan de nuestro Padre Celestial para ayudarte a llegar a ser más como Él. Él desea que eduques tu mente y cultives tus aptitudes y talentos, tu poder para conducirte bien en tus responsabilidades y tu capacidad para apreciar la vida. La educación académica que recibas será valiosa para ti durante la vida mortal y en la vida venidera.

En recientes investigaciones se develó que gran parte de jóvenes que abandonan la escuela se debe al constante acoso que han tenido entre sus compañeros; al punto tal de llevarlos al límite de no querer seguir sus estudios. Los líderes de la Iglesia siempre alientan a sus miembros a ganar conocimiento y aprendizaje, no solo por la experiencia de la vida sino también por la lectura, por la memorización, por la observación por la repetición, por la deducción, etc. El presidente Henry B. Eyring, primer consejero la Primera Presidencia lo explicó con demasiada claridad:

Nuestra formación no debe cesar nunca. Si acaba en la puerta de la clase el día de graduación, habremos fracasado; y necesitaremos la ayuda de los cielos para saber cuál de entre toda la miríada de cosas que podríamos estudiar sería más sabio aprender. No podemos malgastar el tiempo entreteniéndose cuando tenemos la oportunidad de leer o escuchar cosas que nos ayuden a aprender nociones útiles y verdaderas. La curiosidad insaciable será nuestro distintivo.

En ocasiones sentimos que debemos escoger entre el aprendizaje espiritual y el secular, pero éste es un conflicto falso para la mayoría de nosotros, en particular para los jóvenes». (La educación en la vida real; presidente Henry b. Eyring).

Al tener en claro que el estudio a nivel académico en una institución escolar se debe tomar como mandamiento y que no debería ser una opción abandonar la escuela; ¿qué se puede hacer contra el constante y letal acoso escolar? Primero se debe entender lo que realmente significa el bullying, ya muchas veces puede ser usado erróneamente en frases para referirse a insultos o calumnias únicamente. No solo se circunscribe a una ofensa verbal; sino que involucra un abanico más amplio de abusos.

La definición de Wikipedia dice:

El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar, matoneo escolar, maltrato escolar o en inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia, siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas. (Acoso Escolar)

En el mismo artículo de Wikipedia los profesores Iñaki Piñuel y Zabala y Araceli Oñate postulan ocho tipos de abusos con los siguientes porcentajes de incidencia en los acosados

  • Bloqueo social (29,3%) Se manifiesta particularmente en la marginación y en aislamiento del joven; el no incluirlo en los grupos al punto incluso de hacerlo llorar.  Es una  de las formas de acoso más difícil de combatir debido a que opera de forma invisible y no deja evidencias, el joven cree que nadie le habla o que nadie quiere estar con él.
  • Hostigamiento (20,9%) Refiérase a la discriminación, la falta de respeto, la burla, el odio, y falta de consideración.
  • Manipulación (19,9%) La manifestación principal es dar mala fama o tratar de distorsionar la imagen del joven de manera negativa ante el resto.
  • Coacciones (17,4%) Es someter a la víctima a  realizar acciones en contra de su voluntad. Puede vincularse a un modo de esclavitud.
  • Exclusión social (16,0%) Hacer de cuenta que el joven o la jovencita no existen, los excluyen de los grupos y sus impresiones no se tienen en cuenta. Ningunear y aislar al acosado.
  • Intimidación (14,2%) Conductas que intentan intimidar e infundir miedo.
  • Agresiones (12,8%) Atentar contra la integridad física, extorsionar o lastimar.
  • Amenazas (9,3%). Un estudio reciente realizado por el Ministerio de Educación de Argentina sobre 70.000 alumnos de colegios secundarios privados y estatales cuantificó los siguientes datos, el 8% de los chicos sufrió exclusión, al 12% lo insultaron, a otro 12% le hicieron burlas, al 14% le gritaron y al 32% le rompieron los útiles.

La magnitud del fenómeno es tal que la lucha es cada vez más marcada; pareciera que los grupos sociales actuales concuerdan que el acoso escolar se convirtió en un mal en común al cual merece la pena aliarse para combatirlo.

Siguiendo este marco de referencia, la Iglesia sinergia esfuerzos con la comunidad para ayudar a los jóvenes y niños víctimas de este acoso de múltiples maneras; recientemente en un artículo publicado por La Sala de Prensa | Chile detalla la postura de la Iglesia ante el maltrato en cualquiera de sus formas. El abuso está expresado dentro de las normas de la Iglesia como una falta grave y no se tolera ni en el más mínimo grado.

Se plantea en este artículo algunas de las maneras en que la Iglesia ayuda a la juventud a poder sobrellevar o librarse del bullying.

Apoyo para elevar la integridad personal del joven.

El Evangelio de Jesucristo ayuda a cualquier persona, pese a lo paupérrimas que sean sus circunstancias, a crecer y desarrollarse en todos los ámbitos de su vida; ayuda a generar una mejor comprensión de sí misma y a entender la función que ésta cumple en el Plan de Dios. La integridad personal, una actitud optimista y la confianza en uno mismo son los ingredientes delicattesen para combatir el bullying. Es importante comprender ante que todo, la realidad de que cada persona en este planeta es un hijo e hija de Dios, por real parentela; y que como tales tienen el potencial de ser como Él es, incluso en las peores circunstancias de la vida misma. “Debes tener la valentía moral de permanecer firme en tu obediencia a la voluntad de Dios, aun cuando tengas que permanecer solo”.  (Para la Fortaleza de la Juventud, el Albedrío y la Responsabilidad)

La relación que cada persona logre con Dios y la Fe que tengan en Jesucristo dependerá del deseo y de la decisión de cada uno en lo personal.  No se puede librar del bullying sin vivir estos principios.

La oración personal: La fe en Jesucristo y la confianza en Dios de que puede se puede librar del bullying se puede recibir al tener en constante frecuencia la oración personal. Esto genera una protección real y ayuda al joven a tener una mejor imagen de sí mismo y confianza en sus aptitudes. Evidentemente el bullying intenta minimizar al máximo la integridad del joven y menospreciar sus cualidades. La oración personal se convierte en la primer arma en contra de este abuso, y la Iglesia fomenta vehementemente la frecuencia de las oraciones, tanto personales, como familiares.

La lectura de las Escrituras: Richard G. Scott Del Quórum de los Doce Apóstoles dijo:

“Las Escrituras son como partículas de luz que iluminan nuestra mente y dan lugar a la guía e inspiración de lo alto. Ellas se convierten en la llave que abre el canal de comunicación con nuestro Padre Celestial y Su Amado Hijo Jesucristo” (Conferencia General, octubre de 2011).

Sin ningún misterio, la lectura y constancia en el escudriño significativo de las escrituras favorecen una armadura eficaz.

La asistencia regular a las reuniones de la Iglesia: Cada miembro al bautizarse asume el cumplir con el mandamiento de participar semanalmente de la Santa Cena; ésta a su vez también funciona como un escudo protector en contra del acoso en el salón de clase. En las oraciones sacramentales se promete la compañía constante del Espíritu Santo y ésta resulta indispensable a la hora de tomar decisiones o sentir consuelo en situaciones difíciles.

El joven puede sentir paz y resistencia ante cualquier ofensa que le hagan; el Espíritu Santo ayuda a controlar emociones y reacciones; genera una conducta pasiva y mansa pero que al mismo tiempo produce respeto en sus agresores.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días en una Iglesia socialmente muy activa; contiene bastantes actividades y programas que proporcionan suficiente apoyo ante los abusos escolares. Después de la Reunión Sacramental como la reunión más importante que pueda llegar a tener la Iglesia, les siguen muy de cerca las reuniones del Sacerdocio, de Mujeres Jóvenes y las clases de Escuela Dominical.

Generalmente uno de los mecanismos que posee el joven para escapar del bullying es encontrar un aliado o un semejante, que puede o no estar pasando por lo mismo. De este modo, se genera una fortaleza mutua que difícilmente pueda ser agredida. Justamente lo que proporcionan tanto los quórumes del sacerdocio como las clases de las mujeres jóvenes es esa sociabilidad que los anima a ayudarse y a fortalecerse juntamente. Pueden encontrar soporte y ejemplos en sus propios pares y eso juega un papel muy importante ya que el joven o la jovencita puede identificar a la Iglesia y a sus compañeros de clase como un lugar de refugio. Incluso, el dato más interesante aquí es que esos lazos de amistad que se pueden lograr entre amigos de la Iglesia pueden curar los efectos nocivos del bullying.

Así mismo, la unidad, la enseñanza, la ministración y participación activa dentro de los quórumes (sobre todo en el ejercicio del Sacerdocio y de las ordenanzas que se realizan con él) y clases de los jóvenes es sumamente relevante; la Iglesia cuenta con programas de metas personales para cada organización que los ayudan en su desarrollo espiritual y en el fortalecimiento de sus testimonios. Las Mujeres Jóvenes poseen el programa de El Progreso Personal, y los jóvenes del Sacerdocio Aarónico el programa de Mi Deber a Dios; ambos divididos por edad, clase, quórum y valores. Además, los jóvenes comparten clases con las jovencitas en la escuela dominical con el programa de enseñanza Ven, sígueme.

Las mutuales, las actividades de servicio, la orientación familiar, las actividades recreativas, los deportes, la participación en la Historia Familiar y la preparación misional son otras de las tantas actividades y organizaciones que ayudan al joven tanto en lo personal como en lo grupal. La idea principal de toda tarea en la Iglesia es lograr el potencial divino que cada joven posee y ayudarlo en sus desafíos constantes. (Moisés 1:39)

Sea cual sea la situación particular del joven o la jovencita, siempre hay lugar para ellos en la Iglesia, y ya hay un plan previsto para motivarlos a progresar y a desarrollarse como hombres y mujeres exitosos y felices. Puede que las situaciones familiares o el entorno donde vivan sean un obstáculo pero no una sentencia de fracaso.

Asistir a Seminario: “El propósito de seminario es ayudar a los jóvenes a entender y confiar en las enseñanzas y en la expiación de Jesucristo, a hacerse merecedores de las bendiciones del templo y a prepararse ellos mismos, a su familia y a los demás para la vida eterna con su Padre Celestial.”

“Jóvenes, les pido que participen en seminario. Estudien las Escrituras diariamente. Escuchen cuidadosamente a sus maestros. Pongan en práctica lo que han aprendido con espíritu de oración”- Presidente Thomas S. Monson.

“Esta organización proporciona maravillosas oportunidades para aprender las doctrinas que te harán feliz”Presidente Gordon B. Hinckley.

Los jóvenes que participan diariamente de seminario por ventura suelen ser alumnos más destacados y con mejores calificaciones. Para cualquier padre atento esta afirmación se convierte en un deseo y en una bendición. La Iglesia espera que sus jóvenes sean alumnos íntegros y comprometidos con el estudio; algunas de las siguientes sugerencias pueden ayudar al joven a ser un buen alumno y a evitar el bullying.

  • No juzgar a los compañeros por su apariencia, ni por su condición de vida.
  • Nunca usar la violencia como la solución de los problemas.
  • Comunicar inmediatamente al profesor si se ha presenciado algún caso de bullying.
  • No tratar los compañeros como no le gustaría que lo traten a uno.
  • Relacionarse con los compañeros que están más solos en clase.
  • Rechaza la violencia y el maltrato como forma de relacionarse con los demás.

Dependiendo del caso muchas veces el más abusado es el más estudioso u antagónicamente el menos estudioso puede serlo también; no importa cuál sea tu posición o tu aporte en el salón de clase, cuando de bullying se habla nadie queda exento; es ahí mismo cuando seminario llega a ser como una de las mejores opciones del joven para combatirlo, sobrellevarlo, o fortalecerse. Las experiencias vividas, las enseñanzas aprendidas y las relaciones sociales que el joven logre en seminario por lo general es el mejor método para eclipsar el bullying.

Apoyo para elevar formación de padres, líderes y semejantes.

La familia es el mejor escenario para el fortalecimiento del joven ante el bullying, por supuesto que todo lo mencionado hasta ahora puede aplicarse aquí también y sólo para agregar algo más detallamos algunos tips que ayudarán a los padres, líderes e involucrados.

Por ello, si eres padre/madre:

  • Evitar comportamientos agresivos y palabras malsonantes en presencia del joven.
  • Fomentar valores como responsabilidad, cooperación, solidaridad, humildad, amor, fe…
  • Enseñar a controlar sus emociones e impulsos, incluso sus reacciones.
  • Poner límites sostenidos a su conducta siempre que sea necesario. Nunca dejar de demostrar  amor por el hijo; pero también hay que hacerle saber que no se permitirán esas conductas agresivas e intimidatorias; además, dejar muy claras las medidas que se tomarán a causa de su comportamiento.
  • Si efectivamente se comprobó que lo están acosando, hay que mantener  la calma y no demostrar preocupación, el joven tiene que ver en el rostro del padre determinación y positivismo.
  • Conocer a sus amigos y la relación que tiene con ellos
  • Enseñar al hijo a pedir disculpas y a reconocer sus errores. Si se comprueba que su hijo es un acosador, no ignore la situación porque seguramente se agravará, calmadamente busca la forma de ayudarlo.
  • No permitir que el joven resuelva solo el problema y mucho menos con violencia, porque esto, lejos de solucionar el problema, puede ocasionar más estrés en los jóvenes.
  • Evitar que en casa haya gritos, golpes o insultos, los niños y jóvenes son un reflejo de los que viven en casa.
  • Hablar con los profesores, pedir ayuda y escuchar  todas las críticas que le den sobre su hijo. Mantenerse informado de cómo la escuela está tratando el caso y los resultados que se están obteniendo.
  • Mantenerse en contacto con el obispo y con los líderes de su hijo hija, que sepan por lo que están pasando.

Si eres maestro, líder o responsable del joven:

  • Crear un ambiente sano donde los alumnos se sientan seguros de ser ellos mismos y de expresarse abiertamente.
  • Penalizar los malos comportamientos y reforzar los buenos.
  • Dar charlas sobre el bullying
  • Promover que los alumnos tengan más y mejor Autoestima.
  • Fomentar la cooperación y las actividades en grupo.
  • Fijarse más en aquellos alumnos más indefensos y habla con ellos personalmente si has visto cosas sospechosas
  • Muchas veces surte un efecto positivo el colocar al joven que por lo general es acosador como protector del más indefenso. El cambio de roles suele ser una herramienta muy útil en estos casos.

La mejor arma para proteger a los jóvenes del bullying es la observación constante de posibles cambios de conducta en cada uno de ellos, y la observación atenta de la formación/disolución de los grupos sociales dentro de la escuela y por qué no dentro de la Iglesia también. No se puede ignorar este abuso ni por comisión ni por omisión; es importante estar informado y la responsabilidad de hacer algo cae arbitrariamente en cada uno, por mucho o poco que uno pueda aportar siempre es mejor que no hacer nada al caso.