CURACAVÍ, Chile – Un poco de frio y unas cuantas gotas no fueron inconveniente para que cientos de jóvenes adultos solteros del Instituto de Religión de Santiago y los misioneros de la Misión Chile Santiago Norte se unieran en un proyecto de servicio en la comuna de Curacaví, Región Metropolitana de Santiago, donde la Iglesia tiene un pequeño barrio en donde asisten alrededor de 80 personas. Esta actividad se realizó con motivo del Día Mundial de Servicio impulsado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
A las 9:50 dela mañana del sábado, en el frontis del cede de la I. Municipalidad de Curacaví, se dejó escuchar un grupo de entusiastas jóvenes con petos amarillos que entonaban “Amad a otros” y “Llamados a Servir”. Estuvieron presentes el Alcalde Juan Pablo Barros; Willy Lockling, Director del Instituto de Religión de Santiago; el Presidente Claudio Bahamondes, de la Estaca San Pablo; Fabián Celis, Director de Asuntos Públicos de la Estaca Olimpo; y Eduardo y Johanna Acuña, matrimonio SUD de la zona que ayudó en la coordinación de la actividad con el municipio.
El alcalde Barros se dirigió los jóvenes agradeciendo por el servicio que prestarían y recordó el doble impacto del evento, primeramente en la limpieza material de la pequeña ciudad y segundo la labor espiritual que influiría tanto en ellos como en el resto de la comunidad. Por su parte el Presidente Bahamondes, junto con agradecer la oportunidad de servir, recordó los mandamientos dados por el Salvador Jesucristo de amar a Dios por sobre todo y de amar al prójimo como a uno mismo.
Luego de su intervención, el presidente Bahamondes procedió a hacer entrega de un regalo al alcalde, el peto de “Manos Mormonas que Ayudan” el cual usó durante el resto de la actividad. Los JAS y misioneros se dispersaron a lo largo de toda la avenida que en 1795 fue mandada a hacer por el mismísimo Ambrosio O’Higgins, y que hoy lleva su nombre. Los voluntarios se encargaron de pintar las fachadas de viviendas, locales comerciales, edificios comunitarios, una capilla católica y las barandas del puente que conectan la ciudad con la carretera. El Presidente Bahamondes calculó mas de 250 jóvenes voluntarios sirviendo.
“Es una ayuda maravillosa el tener una gran cantidad de jóvenes trabajando [en algo] tan importante para hermosear nuestra comuna” dijo el Alcalde Barros a El Faro Mormón. Además comentó que el “tener pintadas las fachadas de la avenida principal considerando que vienen fechas tan importantes como las Fiestas Patrias [permite] tener todo de la mejor manera para celebrarlas como corresponde.”
Agregó el alcalde que “una actividad a este nivel no se ha hecho nunca” y que la labor de los jóvenes es “una ayuda fundamental y vamos a estar siempre muy agradecidos por eso.”
El Hermano Lockling manifestó que espera “que se repita el ver tantos jóvenes trabajando en una ciudad. Esperamos que el municipio quede conforme con lo que se hace y que los jóvenes tengan la felicidad de que pudieron servir.” Refiriéndose al propósito del Instituto de Religión, dijo que es el ayudar a las personas a venir a Cristo “entonces ésta es una de las manera que tenemos para eso. El poder hacer servicio y reconocer la mano del Señor en todas las cosas y que la gente pueda conocer a la Iglesia por intermedio de las ‘Manos Mormonas que Ayudan.’”
Los beneficiados con la iniciativa se mostraron tremendamente agradecidos. Comentarios similares a los de Don Elías Astudillo, propietario de un pequeño local de verduras, se escucharon repetidas veces: “Primera vez en la vida. Agradecido de que haiga harta juvenud así [sic]. La gracia es que se muestre que la juventud no es como piensa la gente mayor, que toda la juventud no es igual.”
Un transeúnte, llamado Jorge, se mostró sorprendido: “Me acabo de enterar que son mormones y que hacen una obra de caridad. Es realmente alentador para la gente de Curacaví. Es impresionante porque no se ve a la gente joven que esté trabajando gratis en vez de estar carreteando (de fiestas) o jugando un partido de fútbol.”
Junto con el servicio algunos misioneros y jóvenes encontraron la oportunidad de hablar en cuanto al Evangelio con los residentes. Élder Jiménez, misionero de origen argentino, aseguró que toda la actividad fue satisfactoria para él “porque la gente puede ver que hay mormones y que están haciendo algo. La recepción ha sido bastante buena, la gente se acerca a darnos ánimo.”
Paula Quijada, una de las alumnas de Instituto de Religión que asistió a la actividad, dijo que algunos vecinos quisieron demostrar su agradecimiento: “nos dieron limones” dijo sonriendo, y dejó la siguiente invitación: “que aprovechen las oportunidades de servir que se les presente”. “Muchas veces pensamos que las personas que más se favorecen son las que ayudamos, pero nosotros mismos somos los que nos engrandecemos como personas y sentimos ese amor que Cristo mostró cuando estaba en la tierra.”
Camila Antileo, también de Instituto, comentó que al servir “se produce una cadena de favores, el prójimo está más dispuesto a ayudar y los corazones se van abriendo y cada uno puede poner su granito de amor a los que incluso no conocemos.”
Se podría resumir el sentir general de los habitantes de Curacaví con la siguiente aseveración hecha por unos funcionarios de la municipalidad mientras observaban el trabajo casi terminad: “¡se las mandaron estos cabros, les quedó bonito!.”
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