(NOTA DEL EDITOR: El presente artículo es a propósito del veredicto de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en cuanto a la demanda marítima de Perú contra Chile. La sentencia indica una modificación en el territorio marítimo de ambos países, asunto que ha generado todo tipo de reacciones incluso entre mormones en Chile y el Perú.)
El centro de atención de los chilenos en esta jornada ha sido la lectura del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, que resolvió la demanda del estado Peruano respecto al límite marítimo fronterizo con Chile. Mi intención no es referirme a lo resuelto por la CIJ, sino comentar las reacciones que como pueblo hemos tenido. Y al decir “pueblo”, no me refiero solo al pueblo chileno, sino al pueblo SUD.
El amor a la patria es, sin dudarlo, un atributo cristiano. El Presidente Joseph F. Smith enseñó al respecto que “un buen Santo de los Últimos Días será un buen ciudadano, no importa que sea súbdito de Gran Bretaña, de los Estados Unidos, de Holanda, de Alemania o de cualquier otro país del mundo. Si la persona es un buen Santo de los Últimos Días tiene que ser buen ciudadano del país donde haya nacido o en el que haya adoptado de residencia… Un ciudadano del reino de Dios debe destacarse entre las mejores personas de Dios de todo el mundo” (disponible en http://www.lds.org/bc/content/shared/content/spanish/pdf/language-materials/35744_spa.pdf?lang=spa, página 131).
Pero, ¿qué significa ser patriota? He visto reacciones de distinta índole en las redes sociales y al comentar el fallo de la CIJ con amigos y compañeros de trabajo. Lamentablemente, algunos confunden el patriotismo con el insulto y la burla a los países vecinos. Otros creen que el patriotismo se expresa insultando a aquellos que quieren acatar la resolución de la CIJ, haciendo un llamado a las armas para defender el territorio soberano. ¿Es esto ser patriota? La respuesta también fue enseñada por el Presidente Joseph F. Smith: “Si el patriotismo y la lealtad son cualidades que se manifiestan en tiempos de paz mediante el vivir justo, moderado benevolente, industrioso y virtuoso; en tiempos de pruebas, mediante la paciencia, la resistencia a males reales o imaginarios únicamente por medios legales, y el sometimiento definitivo a las leyes del país aunque ello suponga aflicción y pesar; y, en tiempos de guerra, mediante la buena disposición para pelear la batalla de la nación, entonces, sin lugar a dudas, los del pueblo “mormón” son patriotas y leales”.
Vale decir, el patriotismo en tiempos de paz no se demuestra estando dispuesto a salir a combatir. Y estamos viviendo, como una gran bendición, en tiempos de paz en esta parte del mundo. Muy por el contrario, en tiempos de paz, el patriotismo se demuestra siendo obedientes a los mandamientos, predicando el evangelio y sometiéndose a las leyes y tratados internacionales. Y entre los tratados internacionales ratificados por Chile a los que debemos someternos, como buenos patriotas, se encuentra el que nos hace miembros de la ONU, y por tanto, los fallos de la CIJ son vinculantes para el estado Chileno.
Si ser patriota en tiempos de paz significa vivir dignamente, entonces queda excluido del comportamiento patriótico el burlarse de los extranjeros. Y es un agravante burlarse de los extranjeros por el solo hecho de ser extranjeros. El profeta Ezequiel, al enumerar los pecados del pueblo de Jerusalén incluyó esta lista: “Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con opresión en medio de ti; al huérfano y a la viuda oprimieron en ti” (Ezequiel 22:7). En palabras similares, el profeta Zacarías enseñó el siguiente mandamiento: “No oprimáis a la viuda, ni la huérfano, ni al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano” (Zacarías 7:10).
También ser patriota, en este caso, significaría acatar el fallo de la CIJ. En Malaquías 3:5 se nos enseña: “Y me acercaré a vosotros para juicio; y seré testigo veloz contra los hechiceros, y contra los adúlteros, y contra los que juran falsamente y contra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérfano, y contra los que apartan al extranjero de su derecho y sin tener temor de mí, dice Jehová de los ejércitos”. Tal vez estemos en desacuerdo o tristes con la resolución, pero es nuestro deber acatar y reconocer el derecho declarado a favor del estado Peruano respecto a la soberanía marítima.
Para finalizar, me gustaría recordar que una de las creencias de los Santos de los Últimos Días es que Cristo volverá con gloria y majestad a reinar en esta tierra. Creemos en Su Segunda Venida. Cuando esta tierra sea renovada y reciba su gloria paradisiaca… ¿Qué lengua hablaremos? ¿Cuáles serán las fronteras políticas que dividan los actuales estados? ¿Cuántos continentes habrá? (Al que se interese por la respuesta a estas preguntas, le invito a leer Doctrina y Convenios 133). ¿Importará nuestra actual nacionalidad?
El Élder Lawrence E. Corbridge, quién fue Presidente del Área Chile, enseñó sobre el valor que debiésemos dar a las diferencias de nacionalidades: “El reino de Dios trasciende naciones, culturas y fronteras. El Señor ha entregado las llaves del ministerio a los profetas y apóstoles de nuestros días para juntar… en una todas las cosas. Él ha descrito Su reino como una piedra que del monte fue cortada, no con mano, la que rodará, destruirá a las naciones y permanecerá para siempre. Esta profecía se está cumpliendo a medida que el Evangelio se predica en todo el mundo uniendo a todas las naciones bajo ‘un Señor, una fe, un bautismo'».
«El patriotismo es bueno, pero más que chilenos, argentinos, norteamericanos, peruanos, bolivianos, alemanes o coreanos somos Santos de los Últimos Días. Ya no somos ‘extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos, y miembros de la familia de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu'» (disponible en http://www.lds.cl/s/noticias/442-uno-en-corazon-y-voluntad.html).
El patriotismo, entonces, deja de ser virtuoso cuando lo ocupamos como excusa para dejar de ser justos y rectos, para dejar de tratar con caridad al prójimo, para creernos superiores bajo la premisa irracional de haber nacido en determinado país. Debemos recordar que, tal como Pablo enseñó a los efesios, ya no somos extranjeros ni advenedizos, sino que somos todos parte de un solo pueblo, conciudadanos de los santos.
Este es un artículo de opinión donde el autor expresa su punto de vista el cual es de su exclusiva responsabilidad y no necesariamente representa la posición de El Faro Mormón o la de alguna otra institución.
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Alonso Varas
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