SANTIAGO DE CHILE — El marte 6 de febrero de este año, se dio a conocer el trágico accidente que terminó con la vida del expresidente de Chile, Sebastián Piñera Echenique, quien lideró el Ejecutivo en dos ocasiones (2010–2014, 2018–2022). El exmandatario, uno de los hombres más ricos del país, piloteaba un helicóptero sobre el lago Ranco (Región de Los Ríos, Chile) junto a otros tres ocupantes. Dicha aeronave, por circunstancias que aún se investigan, cayó y terminó en el fondo del lago. Los otros tres ocupantes, incluida su hermana, lograron escapar, no así Piñera, quien falleció ahogado a sus 74 años.

El actual presidente de la República y opositor a Piñera, Gabriel Boric, instruyó funerales de Estado y tres días de duelo nacional.

Piñera, un católico practicante, tuvo contacto de con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en un para de ocasiones que se han dado a conocer públicamente, incluyendo la visita del presidente Jeffrey R. Holland al Palacio de la Moneda, el 11 de noviembre de 2013, durante el primer mandato del fallecido expresidente.

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El entonces élder Holland, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles y actual presidente de dicho cuórum, acompañado por los élderes Jorge Zeballos (chileno) y Francisco Viñas, ambos setentas autoridades generales y consejeros del Área Sudamérica Sur, fueron recibidos en el palacio presidencial por el jefe de Estado.

Durante la visita, Piñera comentó una visita que realizó a Salt Lake City durante las Olimpiadas de Invierno de 2002 y la oportunidad en que recibió un Libro de Mormón de parte de un socio de negocios y amigo, Rafael Viñas, hermano de uno de sus convidados, el élder Viñas. «Ese es mi hermano», dijo el setenta uruguayo. El presidente declaró haber leído el libro.

Según narra The Church News, «en un momento de su visita, un niño pequeño entró a la oficina presidencial. El élder Holland, algo sorprendido por esta informalidad en una ‘visita de Estado’, puso una gran sonrisa y habló brevemente en español con el niño».

«Es mi nieto», dijo el presidente, «hoy vino a trabajar conmigo».

«No necesitaba más que este dulce y espontáneo momento» dijo el élder Holland más tarde, «saber que Sebastián Piñera es un gran hombre. No reprendió al niño por importunar, ni actuó avergozando de ninguna manera. De hecho, parecía muy orgulloso. Era un abuelo en su máxima expresión».

“Siempre recordaré ese momento en que una visita, de otro modo, habría sido formal”.