CHILE — El primer contacto telefónico que logramos con el presidente de la rama y los misioneros de Diego de Almagro. Se confirman los reportes preliminares que habían entregado anteriormente: Todos los miembros de la Iglesia y ninguno de ellos perdió su casa.

El presidente de rama, Ricardo Rojas, aseguró que en términos materiales «la familia más afectada fue la del hermano Carlos Henríquez. El barro entró a su casa y estropeó la mayor parte de sus muebles». Por ahora son los únicos miembros albergados en el centro de reuniones de la Iglesia. La casa de los Henríquez sigue en pie y esperan sacar pronto el barro para volver.

El presidente Rojas narró parte de la tragedia, contó que el día miércoles llovió cerca 8 horas de corrido. Producto de la lluvia se formaron 4 ríos que se juntaron en el poblado. Uno de los momento más críticos no fue producto de la naturaleza, sino de la psicosis colectiva ya que el miércoles de noche la gente comenzó a avisar de un supuesto nuevo aluvión el cuál nunca existió, los intentos de evacuación hicieron mucho más complicado el mantener la calma y rescatar a los damnificados.

La petición del presidente Rojas no es diferente a la que ya se ha escuchado, las necesidades que rugen en el sector son de «agua, leche, víveres y energía».

El élder Héctor Solís, oriundo de la Ciudad de México, y su compañero el élder Austin Cramer, de California, son los misioneros que sirven en Diego de Almagro. Luego de vivir el desastre, finalmente hoy pudieron comunicarse directamente por teléfono con sus líderes y con el El Faro Mormón.

Primera foto de los misioneros y el presidente de rama de Diego de Almagro luego de días de aislamiento. (De izq. a der.) Ricardo Rojas, presidente de la rama; los élderes Héctor Solís y Austin Cramer, de la Misión Chile Antofagasta. | Foto: Gentileza de Carlos Sánchez.
Primera foto de los misioneros y el presidente de rama de Diego de Almagro luego de días de aislamiento. (De izq. a der.) Ricardo Rojas, presidente de la rama; los élderes Héctor Solís y Austin Cramer, de la Misión Chile Antofagasta. | Foto: Gentileza de Carlos Sánchez.

El élder Solís comentó que la lluvia comenzó el martes de noche, «estábamos recontentos (sic) porque no habíamos visto llover hace meses, pero a la mañana siguiente nos despertamos y había un río gigante».

El élder Solís asegura que al reconocer la emergencia de inmediato se pusieron a trabajar: «ese mismo día tratamos de contactar a los miembros de la Iglesia para ver cómo estaban, al presidente de rama no pudimos visitarlo porque vive del otro lado del río enorme que estaba pasando. Tuvimos que esperar hasta el día siguiente para pasar y contactar a todos los miembros que nos faltaban».

Al ser consultado en cuanto a qué estuvieron haciendo el tiempo en que estuvieron incomunicados el élder Solís responder que «ese tiempo lo pasamos con los miembros, sacar el barro y salvar sus cosas, ayudar en todo lo que pudimos, al mismo tiempo que tratábamos de buscar comida y agua para nosotros».

Sus últimas palabras son de consuelo para la Iglesia, familia y amigos: «No nos pasó nada, nuestra pensión está bien y no corrimos peligro en ningún momento… quiero que mi familia sepa que estoy bien, que estoy completo, que les amo mucho y que vamos a estar aquí hasta el final».

(De izq. a der.) El élder Héctor Solis, el élder Austin Cramer, el hermano Alcayaga y el hermano Carlos Sánchez, estos últimos de la Rama El Salvador. | Foto: Gentileza de Carlos Sánchez.
(De izq. a der.) El élder Héctor Solis, el élder Austin Cramer, el hermano Alcayaga y el hermano Carlos Sánchez, estos últimos de la Rama El Salvador. | Foto: Gentileza de Carlos Sánchez.